El 22 de diciembre llega el verano; una estación en la que nos revitalizamos con la llegada de las tardes iluminadas, saludar y compartir con nuestras familias y amigos en las fiestas venideras, y embarcarnos en nuestras anheladas vacaciones.
De esta manera, abordaremos el tren en la estación de los sueños: festividades, vacaciones, playa, calor, colores, sol.
A esta etapa, la podemos denominar como “El Tranvía de los sueños”, ya que mágicamente nos dejamos llevar embelesados por el aire y el descanso tan anhelado durante todo el año. Y sentimos que los gastos de este merecido descanso y celebraciones son la justa retribución por un año de trabajo duro y altos grados de tensión.
Sin embargo y casi abruptamente, al poco recorrer esta ruta ensoñadora “se nos aparece Marzo” donde arribaremos a la estación “Vuelta a la realidad” …
Cuando ya divisamos esta estación, sentimos que aún no se ha ido el calor, pero debemos volver a nuestras regulares sesiones de trabajo, dejando atrás la playa y el mar; nuestros hijos se tienen que probar los uniformes y nos apuramos a cotizar útiles escolares, revisión técnica de automóvil, patentes y otros arreglos pendientes; ir de compras al supermercado es encontrarnos con una marejada de vuelta a la realidad arrolladora.
Lo peor viene del lado de los gastos; y desde que prendes la radio, el televisor, o lees las noticias, miles de avisos y jingles nos lo recordarán. Súmale los avisos del banco, contribuciones, pago de impuestos, y algún cobrador que también volvió de vacaciones; y más de algún amigo que apenas pueda te dirá: se me olvidaron las vacaciones
¿A ti también?
Ahora bien, una vez que hayamos caído irrefutablemente en la estación “vuelta a la realidad”, tendremos que afrontarla con entereza y actitud, una frase cliché que nunca está de más; y focalizarnos rápidamente en la Solución.
¿Qué hacer?
Los ejes críticos para administrar un período como este, sin perder hasta la camiseta, son básicamente tres:
Presupuesto.
Endeudamiento.
Plan financiero año.
Prepara un café, invita a tu pareja de ser necesario, y ponte manos a la obra. Pero sigue algunos pasos lógicos – que al menos los han comprobado que personas con mantienen un adecuado equilibrio financiero.
1. Separa la deuda del presupuesto.
Hay que mirar la deuda por sí misma, esta es la única forma de entender su cuantía y significado. Las personas y familias que no hacen esta separación terminan sacrificando gastos básicos por pagos de deuda.
2. Determina tu Capacidad de Pago.
La Capacidad de Pago tiene que ver con la holgura que somos capaces de generar hoy y a futuro; esto, a partir de la determinación de nuestros ingresos familiares – habida consideración de todos ellos: los propios, los subsidios y los apoyos permanentes, para luego restar nuestros gastos: desde los gastos básicos, así como los suntuarios o prescindibles.
La capacidad de pago es equivalente al ahorro mensual que podemos generar y que, en lugar de destinarlo a una cuenta de ahorro, podríamos orientarlo al pago de un crédito.
3. Planifica.
Establece objetivos concretos para todo el período, y un plan concreto acerca de cómo los financiarás. Si utilizas deuda, que esta no supere los 12 meses, y que la carga financiera de este financiamiento a este plazo, no te ocupe más de un 8% de su ingreso líquido.
i) El total de tus deudas de consumo debe sumar, siempre, menos de 7 veces su renta bruta mensual.
ii) Prefiere aquellas tarjetas de crédito que no tengan cobros de mantención mensual. Ojo con las compras en dólares, en especial en relación con los gastos de vacaciones como viajes u otros relacionados, dada la volatilidad que presenta y probablemente presentará el tipo de cambio en el futuro.
iii) Evita pedir avances en efectivo.
iv) Mantén una cantidad de dinero disponible por si surge algún imprevisto (fondo de emergencia).
v) Consolida todas tus deudas (Portabilidad Financiera) – sólo si logras establecer un equilibrio presupuestario; así, podrás bajar tu costo financiero mensual. Pero entiende bien en que consiste este ejercicio. (leer artículo “consolidación de deudas”)
vi) Las pequeñas cantidades importan.
vii) No es verdad que las cosas que te están ofreciendo “Ya” no las tendrás nunca más.
Fuente: Armando Bienestar.