(El Mercurio) "Un año en que viviremos en peligro”.
Así resumen en la gran minería la expectación con que la industria espera el 2017, período en que se realizarán 16 negociaciones colectivas, que abarcan a unos 12 mil trabajadores e involucran a tres de las compañías más grandes: Codelco, Escondida y Collahuasi. Las empresas saben que las tratativas serán muy complejas porque los convenios que se revisarán se suscribieron en plena bonanza minera, por lo que los trabajadores recibieron en esos años los mayores bonos de término de negociación (BTN) de la historia y el ánimo de los sindicatos es pelear por preservar dichas conquistas.
En Escondida, el último BTN ascendió a $23 millones y se pactó en 2013. El de Chuquicamata ascendió a $19,8 millones y se suscribió en diciembre de 2012. En Collahuasi, llegó a $19 millones en 2013. O sea todos, en plena bonanza del cobre.
La negociación más compleja es la de Codelco. El próximo año llevará a cabo tratativas que incluyen a 6.546 personas en tres negociaciones de diversos sindicatos en Chuquicamata (que involucran a más de cinco mil personas) -entre febrero y mayo-, además de otros proceso en El Teniente y El Salvador.
La estatal enfrenta una caída del precio del cobre que ha golpeado sus ganancias hasta dejarlas prácticamente en cero; afronta niveles históricos de inversión cuando no tiene cómo financiarlos y ya tiene altísimas deudas. Y, por si fuera poco, estas negociaciones ad portas amenazan con paralizar algunos yacimientos.
En Chuquicamata es donde el ánimo es más beligerante. Allí, en la otrora división más grande de Codelco, han surgido varios movimientos sindicales, como el Comando de Trabajadores Unidos o el Frente de Trabajadores Mineros; se viene una negociación con seis sindicatos Rol B (operarios), que engloba a más del 80% de la fuerza laboral. En la estatal se habla de “la guerra popular”.
La demanda de los sindicatos es nivelar hacia arriba. “Nos interesa igualar beneficios y remuneraciones para los trabajadores nuevos, y para los antiguos conservar todo lo que hemos conseguido a lo largo de nuestra historia de 100 años y garantizar la empleabilidad”, explica Liliana Ugarte, presidenta del sindicato 2 de Chuquicamata, que es uno de los que negocia.
En Codelco adelantan que eso es “imposible” y que de hacerlo “tendríamos que renunciar a hacer Chuquicamata Subterránea”, el proyecto que alarga la vida útil del yacimiento por al menos dos décadas más y que implica más de US$ 4.200 millones. Además, la corporación no puede garantizar el empleo, porque al pasar a la operación subterránea, la estatal debe desvincular a más de 1.000 trabajadores. A ello se suma que Chuqui presenta un problema de sobredotación, sostienen en la industria.
Para la negociación colectiva de todos los sindicatos de Chuqui, Codelco propondrá lo mismo que ha propuesto en las últimas tratativas de 2016, en Andina y Salvador: cero reajuste y bonos más préstamos blandos que van entre $2,4 millones a $3,9 millones. “No hay más”, sostiene en privado el equipo directivo de Codelco.
Escondida marcará referente en la gran minería
En enero parte la negociación del sindicato N°1 de Minera Escondida, presidido por Patricio Tapia, en un proceso que es considerado un referente para el resto de la gran minería, como reconocen varios dirigentes de los trabajadores. Es la mayor mina de cobre de Chile y del mundo -produce el 20% del total del país-, e históricamente ha tenido las negociaciones más beligerantes.
De hecho, el mayor bono pagado en la historia de la minería fue para este sindicato: en enero de 2013, la empresa desembolsó $23 millones incluyendo el préstamo. Al interior de BHP Billiton, la angloaustraliana que opera Escondida, admiten que este incentivo “compró la paz con los sindicatos por lo menos hasta el 2017, que es hasta cuando rige este convenio colectivo”. Tal paz se puede acabar ahora.
Varios dirigentes consultados, a condición de reserva, explican que los trabajadores de Escondida están en pie de guerra. Primero, por el plan que redujo 14% de su plantilla, el equivalente a 600 trabajadores, a partir de febrero de 2015, a través de un plan de retiro. Segundo, por un accidente de consecuencias fatales ocurrido en octubre de este año en la faena, que llevó a los trabajadores a usar internamente el lema “Ni un puto muerto”, en analogía con los dichos del presidente de Codelco, Nelson Pizarro, que dijo que esa compañía no tenía “ni un puto peso”. Tercero: los cambios de administración, ya que en agosto salió el presidente Hilmar Rode, con quien los sindicatos no tenían buenas relaciones. Rode aún no ha sido reemplazado -interinamente asumió el gerente de operaciones, Marcelo Castillo-, por lo que los dirigentes sostienen que esta negociación será conducida por el presidente de BHP Billiton Chile, Daniel Malchuk, y su vicepresidenta María Olivia Recart.
En cuanto a los petitorios, los dirigentes de la minera dicen que están trabajando en el pliego que presentarán en enero. Pero en la industria ya hablan de un “piso”: entre $15 millones a $20 millones de BTN. “Nunca menos que Anglo American, que logró $ 9 millones en bonos y $3 millones en préstamos”, sostienen conocedores de las tratativas.
En la industria, hay preocupación por el nivel del BTN. Ya en el Consejo Minero el tema se ha tratado en varias oportunidades. Durante este año, distintas mineras, entre ellas Codelco, hicieron ver a Anglo American el dañino precedente que generaba para el resto el bono pagado en Los Bronces. En los últimos meses se ha mencionado el efecto de la negociación de Escondida, dicen en el gremio.
Collahuasi negociará en septiembre
La segunda mayor minera privada de Chile, Collahuasi, se apresta a una negociación en septiembre, de cara a un convenio que vence en octubre. Felipe Román, presidente del sindicato, admite que “estamos esperando lo que ocurra en Escondida”, pero le resta dramatismo al proceso, que involucra a unos mil trabajadores.
Román asumió el año pasado en la minera luego que los siete dirigentes del sindicato n°1 fueron censurados por los socios, debiendo dejar sus puestos. La salida de los dirigentes se debió a una mala gestión y mala administración y en donde la PDI ha investigado la desaparición de $400 millones de los fondos del sindicato. Según la compañía, la renovación de los dirigentes mejoró las relaciones con la administración, por lo que esperan una negociación colectiva sin demasiado conflicto.
Fuente: Minería chilena
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