Si bien la salud física, mental y financiera están indisolublemente unidas entre sí, cada una tiene un grado diferente de influencia en aspectos del bienestar de las personas.
Y a pesar del aumento enfoque de gobiernos y empresas acerca de la importancia de la salud mental, resulta que la salud física también es muy influyente cuando se trata de ayudar a las personas a sentirse encaminadas.
Tal vez siempre lo fue, pero es algo que ha sido cada vez más ignorado en los últimos tiempos. La salud física afecta el sentido que tiene una persona de cómo su situación financiera afecta su salud mental, qué tan preparada está para enfrentar eventos inesperados, y qué tan bien encaminada se siente respecto de su futuro financiero.
Cada una de estas relaciones es bidireccional, por lo que, si bien la salud física puede hacer que las personas se sientan económicamente mejor encaminadas, la planificación financiera también ayuda a la sensación de bienestar físico.
Es un ciclo de positividad que se refuerza a sí mismo si se desarrolla, pero que también sugiere que potencialmente puede tener consecuencias negativas si no se realiza.
En la era de la ambigüedad, las personas viven una vida acelerada con una red de compromisos a cumplir, tanto dentro como fuera del trabajo. La energía física es un requisito previo para que todos puedan mantenerse arriba; por esta razón, es lógico que aquellas personas con mayor energía cuenten con más recursos para trabajar su planificación financiera de futuro.
Haciendo un zoom en cada caso:
Fuente: AVIVA UK: "Evolving in the age of ambiguity".
Mientras la persona B:
Fuente: AVIVA UK: "Evolving in the age of ambiguity".
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