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Preparando su empresa para la próxima recesión.

Los líderes deben desarrollar resiliencia, agilidad local y agilidad de cartera para prepararse para la próxima recesión.

Se acerca el 2023: las curvas de rendimiento invertidas, el aumento de las tasas de interés y una serie de anuncios de despidos han convencido a muchos economistas de que la economía mundial se dirige hacia una recesión. (1)


Las recesiones son malas para los negocios, pero las recesiones no son el destino.

El peor de los tiempos para la economía en su conjunto puede ser el mejor de los tiempos para que las empresas individuales mejoren su fortuna. Un estudio encontró que las empresas rezagadas tienen el doble de probabilidades de superar a los líderes de la industria durante una recesión, en relación con los períodos sin recesión. (2) Otro estudio, de casi 4.000 empresas globales antes, durante y después de la Gran Recesión, encontró que el decil superior de empresas aumentó sus ganancias en un 17 % por año durante la recesión, mientras que las rezagadas vieron cómo sus ganancias se estancaban o disminuían. (3) La diferencia entre las empresas de los dos grupos se tradujo en USD6 mil millones en valor empresarial en promedio.


¿Cómo puede la misma recesión hacer que surjan algunos imperios corporativos y que otros caigan? La respuesta corta es que la incertidumbre aumenta drásticamente durante las recesiones, aumentando aproximadamente tres veces a nivel de empresa en comparación con la calma relativa antes o después de una recesión. (4)


“El caos no es un pozo”, explica Petyr “Littlefinger” Baelish en Game of Thrones. “El caos es una escalera”.

El caos de una recesión, sin embargo, es a la vez un pozo y una escalera. Ante la incertidumbre, algunas empresas se retractan. Abandonan clientes atractivos y mercados prometedores, se deshacen de activos valiosos en liquidaciones, reducen precios y buscan nuevos socios para reforzar el flujo de efectivo. Otros comienzan a escalar. Aprovechan las oportunidades y mejoran su fortuna.


La investigación ha identificado tres formas fundamentales de gestionar la incertidumbre: resiliencia, agilidad local y agilidad de cartera. (5)