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Ahorro, responsabilidad financiera y bienestar de los hogares.



El ahorro suele ser visto como una condición necesaria, como un sacrificio asumido en el presente para obtener un beneficio futuro. Ese objetivo último puede ser un automóvil, el equipamiento del hogar, la casa propia o la educación de los hijos. Sin duda, ese es el sentido principal del ahorro. Sin embargo, más allá de los fines que lo motivan, el acto de ahorrar tiene también una connotación conductual que da cuenta de hábitos y de un comportamiento responsable en la toma de decisiones financieras, las que son complejas porque requieren sopesar distintos elementos.

Para contratar un crédito hipotecario, por ejemplo, el banco exige un pago al contado que debe ser constituido con ahorro previo. Lo mismo ocurre si se compra un automóvil. La automotora o el distribuidor exigen un p